Nadie duda de la importancia que tiene para Andalucía el sector aeroespacial. Los datos lo avalan: 141 empresas que en 2020 generaron 12.177 empleos directos y más de 2.400 millones de euros facturados. Del total de compañías que operan en esta área, el 70% se concentra en Sevilla, ciudad donde la actividad es mayor y que goza del reconocimiento internacional. La capital hispalense es, además, donde están las principales firmas internacionales: Airbus, AERTEC o Alter Technology, entre otras.
En 2018, se creó el Foro del Espacio como un encuentro entre profesionales del sector aeronáutico. Desde 2022, el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (FIBES) lo acoge como sede de las grandes citas, un encuentro que reúne cada edición a los principales expertos del mundo. Gracias a este hub de innovación, se han realizado encuentros como el consejo interministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA) celebrado en 2019, o el Space & Industrial Economy 5.0 Sevilla Virtual Summit, que este año ha celebrado su tercera edición. Si Sevilla es el cuerpo, Fibes es el cerebro, y por lo tanto el centro del debate sobre el impulso de la nueva industria tecnológica y aeroespacial.
El sector aeroespacial, de por sí, ya es estratégico para Andalucía, España o Europa. Es una suerte que la economía Sevillana tenga como uno de sus motores a un sector de tal relevancia en la política de los países y que genera un ecosistema donde conviven tecnologías de vanguardia, innovación, formación y empleo cualificado.
Tener como pilar de una economía local al sector aeroespacial traslada al exterior, justamente, solidez. Merece respeto una ciudad que cuenta con un sector centenario que ha sabido proteger, cuidar y hacer crecer. Sevilla es una ciudad delicadísima en la preservación de sus tradiciones y esa sensibilidad se ha tenido, también, con el sector aeroespacial. El sector aeroespacial aporta robustez, visión y solidez a la marca Sevilla.
La capital hispalense es una ciudad que integra y trabaja la magia que produce el contraste, donde conviven la tradición cultural con la vanguardia tecnológica, la idiosincrasia de una ciudadanía de tradiciones con la acogida profesionalizada del extranjero, hablamos de una ciudad con un marcado perfil europeo y proyección internacional.
Todos estos rasgos son necesarios para el desarrollo y crecimiento de un sector como el aeroespacial, totalmente globalizado, cuyos productos son el resultado de unir piezas producidas en diferentes países y fabricadas por diferentes nacionalidades. Esto no se ha conseguido de la noche a la mañana, sobre todo en el sector de la Defensa. Para explicar esto hay que pensar en el tradicional taller de joyería donde las piezas de valor son únicas, hechas a medida del cliente, con materiales sofisticados y un saber hacer propio de artesanos que han ido aprendiendo un oficio a lo largo de años.
La ciudad cuenta con un escenario elaborado con perspectiva e inteligencia, donde las piezas encajan, el engranaje es perfecto, hay de todo: presencia grandes empresas tier-one; centenares de empresas especializadas en aeroestructuras, ingeniería, mecanizados, servicios, consultoría; centros de investigación aeroespacial; la escuela de ingeniería; unidades de transferencia tecnológica; un vivero aeroespacial o un centro internacional de formación de pilotos. No faltan piezas para que el sector sea completo, pero, además, tienen lo más importante: la convicción de todas las fuerzas políticas del peso estratégico del sector, y como no, el apoyo incondicional de
